El anocheceres un confesor,
de amores imposibles,
de esperanzas añoradas
simplemente del amor.
Grito a un amplio silencio
versos fallidos de algún poeta.
Se pierden flotando
con suavidad sin retorno.
Llanto de desenfrenada locura,
sin ser atendida ni escuchada.
Invocar antiguos rituales,
como vieja bruja entusiasta.
Grande niebla cubre la noche,
sin dejar pensar con intensidad,
y el instinto se agudiza.
Intentar hallar una señal,
un papel, un grito, un beso…
de provisto de gran ansiedad.
Amortiguar la gran espera
de algo por escuchar, por decidir.
Ese misterio encerrado
por la lúgubre oscuridad nocturna,
mortal como una daga envenenada.
Poder herir un frágil corazón.
Revivir momentos pasados
en una frágil memoria
que grita versos de amor en soledad.
Pero que verdad mas gorda...
ResponderEliminarLa noche ha sido muchas veces mi confesor. Saludos
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