Sentada en la arena mirando el mar de fondo. El rugir suave
de las olas invocan mis recuerdos. Recuerdos no vividos y anhelados. Sentimientos
a flor de piel aún por consumar y pensamientos llevados por la brisa más allá de
donde yo los pudiese enviar.
Allí sentada en la toalla ante la soledad más absoluta
rodeada de la multitud ajena a mi y yo a ellos. Tu llenabas mi pensar.
Por un momento deje mis pensamientos en el limbo y decidí
observar a las personas que paseaban por la orilla.
Unos charlando y gesticulando buscando la aprobación de su
acompañante. Otros, a la par y en silencio, sin dirigirse la palabra ni la
mirada, sólo mirando al frente. Otros solitarios, a paso ligero, sin detener su
caminar.
Niños que juegan a hacer castillos de princesas que se desvanecen
en el vaivén de las olas. Unos entran
poco a poco en el agua, aclimatándose al frio de la masa azul con el contacto de su piel. El valiente que se tiraba de golpe como si así el frio no penetrase en
los poros de su piel.
También estaban los que luchan con sus cometas contra el
viento caprichoso, que surcan los cielos
llenándolos de color y piruetas.
El pin pin de las palas al recibir la pelota que tantas
veces no termina en lugar deseado.
Los enamorados que pasean agarrados de la mano, dedicándose miradas
de complicidad llenas de amor. Los abuelitos que ya morenos por sus paseos
diarios haciendo su ruta a paso ligero.
El vendedor ambulante de pulseras, refrescos, sombreros y
todo que se pueda vender, que pasa a mi lado sin ofrecer su mercancía.
Los chiquillos que juegan a saltar las olas sin fuerza que
mueren en la arena.
Y a lo lejos el horizonte donde el cielo se une con el mar,
a lo lejos donde te encontraras tú. Y yo queriendo contigo compartir lo que mis
ojos ven y lo que mi corazón te quiere contar.
Una parte de nosotros se compone de aquellos sueños que anhelamos. Tal vez pedacitos de magia que brillan en nuestros ojos y en nuestra ilsuión yque quien sabe si hoy, mañana o tal vez algún día se hagan realidad. Y mientras llega ese día ellos, los sueños, son nuestros sin que nadie pueda robárnoslos.
ResponderEliminarestupenda dotes de observación, y como una serena y a la vez poderosa escritura. en horabuena por ello.
ResponderEliminarsaludos blogueros